Junto a los encuentros singulares, ya comentados en notas anteriores, entre la pintura de Broto, Corazón, Pérez Villata o Hernández Pijuan y mi música, ocupa también un lugar importante un cuadro (más de uno, en realidad) de Jaime Aledo. Escribí Narciso abatido en 1985, para flauta y viola, como un juego de reflejos…