Stravinsky y la fiereza de la primavera

Diaghilev había quedado impresionado por la viveza de dos obras del joven Igor Stravinsky –el Scherzo fantástico y Fuegos artificiales– y decidió encargarle para un espectáculo de la temporada parisina de 1909 la orquestación del Nocturno en La bemol mayor y el Vals brillante en Mi bemol mayor de Chopin. Para la siguiente…

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